“Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente”. Palabras descalificadoras del músico Gustavo Cordera, en una charla brindada para alumnos de la escuela de periodismo TEA Arte. El poder sigue siendo del hombre; y encima parece que a los ídolos hay que perdonarles todo, hasta la misoginia como si fuese una cosa menor.
Las mujeres somos histéricas, necesitamos la sumisión, la denigración y no está permitido decir no. Es necesario entonces, poner en perspectiva semejante atropello a la integridad.
Hay mujeres violadas, abusadas por sus propios maridos, esposos o parejas; hay mujeres que durante la última dictadura militar fueron sometidas a vejaciones insoportables, las mujeres, víctimas de trata de personas, son violadas cada día y reducidas a un objeto descartable, las de la guerra, las niñas, las niñas y mujeres indígenas.
Porque la invasión por la fuerza sobre un cuerpo, sin el consentimiento, implica una destrucción interior y exterior indescriptible. Cordera a lo mejor no puede llegar a imaginarse y su frase, creerá, que es de esas afirmaciones de revista de chismes con consejos sexuales.
La palabra violación es tan fuerte, es tan determinante para una mujer que haciendo uso de sus derechos para encontrar la reparación de la justicia, encuentra la revictimizacion en un sistema que muchas veces, la hace sentir que fue responsable del abuso.
Las leyes existen y los la violencia de género es violación de derechos humanos. Lo interesante de esta declaración es escuchar a un líder musical que dice despojado lo que verdaderamente piensa, lo determinante debería ser que no se puede relativizar las palabras depende de quien las diga. Son lo que son y representan de cuerpo entero.
